A lo mejor es Dios –cualquiera sabe–
el faro que tus sombras ilumina
en esta singladura; la retina
por la que el puerto ves desde tu nave.
A lo mejor es Dios tu propia llave
de la vida, que libra tu sentina
de su carga de niebla y de rutina
y desencanto. Aunque la duda cabe.
A lo mejor es Dios o tu conciencia
el cabo con que amarras la existencia
cuando, ya inevitable el hundimiento
en las oscuras aguas de la umbría,
dejando como un sueño lejanía,
navegas sin timón y a contraviento.
Del libro “NÁUFRAGOS” de Víctor Jiménez Guerrero -Sevilla-
2º Premio, XIV Certamen de Poesía Searus, 1991
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