viernes, 3 de mayo de 2013

MARIPOSAS SUS PENSAMIENTOS


(Homenaje a mi anciana madre) 

Me sorprende que tenga en la boca
tanto silencio que le acompaña.
La llevan mis palabras por ascuas sin sentido.
El pan que guarda en el saco
le recuerda el hambre de la posguerra.
¡Ay, madre! ¡Qué lejos y qué cerca te hallo!

La joven de ojos de cierva,
empuja su silla de ruedas
por un jardín que no conoce.
Camino sin retorno.
Me siento y le entono
coplas y baladas.
No escucha.
Su mirada traspasa mi cuerpo.
No soy nada.
Ella vive su ausencia.

El cabello blanco recogido.
En su cuello una cadena de plata,
ennegrecida Virgen de estampa
cuelga en su cansado pecho.
Soledad de su cabeza,
y yo queriendo abrazarla.

He abierto la ventana.
Dejo que el calor se aleje,
olores a pinares entren
y aviven la apagada neurona.
¡Ay, madre! ¡Qué lejos y qué cerca te hallo!

Rosas rojas le traigo,
amor a la que cantaba cada mañana.
Pajarillos recién paridos
acunando sin levantar la vista.
Y coloco sobre su regazo
perfumados pétalos por cada hijo
que durmió en sus brazos.

Homenaje que quiero darle,
aunque sus ojos no vean.
Mariposas sus pensamientos
hacen señas en el aire.
Y muy escondido en el alma,
ella lo sabe todo
antes de que yo lo diga.

Asumo de corazón
el balbuceo de sus palabras.
Y ruego al cielo y la tierra
den gran honor
a la que un día fue reina
y madre completa.
¡Aquí va mi rosa en verso, madre!

¡Silencio! ¡Ya duerme!
Dadme la manta.
Quiero cubrirle con ella
y besos llenarle la cara.
Enjuta y quieta,
la que fue mujer lozana.
¡Ay, madre! ¡Qué lejos y qué cerca te hallo!

Sosegada, te contaré dormida,
mis aventuras y sueños.
Del mar que se mece contigo,
de las flores que dejo en tus brazos.
Vientre que beso,
entrañas que me llevaron.

Ana María Lorenzo.

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