de los que extienden la mano
sólo para arrojar primeras piedras.
Que olvidan el pasado y su destino,
que borran con el codo
lo escrito con la sangre.
Es cruel ser uno más de tantos
hipnotizados por sueños,
con vidas felices pero ajenas.
Degustando ese placer ajeno,
viendo pasar la verdadera historia.
Gonzalo Salesky
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 33
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