Cuando encontré la andrajosa canastilla en la puerta de mi iglesia, no lo dudé ni un segundo. Criaría a ese niño como si fuese hijo mío. Los mandatos de mi fe no me permitían formar una familia propia, pero movería todos los hilos y utilizaría todas las influencias de las que disponía en el pueblo para poder quedarme con el pequeño.
El muchacho se crío sano, iba a la escuela y me ayudaba en las labores sacerdotales. Su comportamiento era excelente. Pero los designios del señor pusieron en su camino la desgracia y a la edad de catorce años a causa de un lamentable accidente otro niño falleció a manos de mi hijo. Lo que empezó como una pelea infantil acabó con un mal golpe que le costó la vida a uno y desencadenó la maldición del otro.
Yo entonces no lo sabía, pero el pequeño que había acogido bajo mi techo provenía de una estirpe marcada con la señal del diablo. A veces pienso, que tal vez fue una prueba del señor, para hacerme ver que hasta los malditos, pueden encontrar la salvación.
La primera vez que la maldición se presentó ante mí, me pilló desprevenido. Era bien entrada la noche y me despertaron unos alaridos desgarradores que provenían de la habitación de mi hijo. Cuando abrí la puerta del cuarto, vi a mi pequeño contorsionándose, todos los huesos de su cuerpo se estaban partiendo y volviéndose a soldar para crear una forma no humana. Su piel se cubrió de pelo semejante al de un animal y dentro de su boca vislumbré enormes colmillos iguales a los de cualquier bestia carnívora. Cuando la trasformación se hubo completado sus ojos, color rojo sangre, se posaron en mí. Se percibía que al mirarme no veía a su padre, solo veía alimento. Empezó a correr hacía mí y yo como pude salí de mi ensimismamiento y cerré la puerta, agarrándola con fuerza durante lo que me parecieron horas. Por suerte aún era una criatura joven y no tenía mucha fuerza.
Hoy han pasado ya un par de años desde esa noche y las cadenas están preparadas para enfrentarnos juntos a la trasformación, como hacemos todos los días de luna llena
Azahara Olmeda Erena (España)
Publicado por la revista digital Minatura 117
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Hace 3 días
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