La noche negra
encendida
abanico de oriental filigrana
se abre. La mirada con desgana
sobre la copa vacía
de derrama.
Un redoblar de tambores
se va prendiendo en las palmas.
La copla entreabierta
el escoplo de la voz talla
mientras se funde en el aire
saturado del local.
De lunares, de volantes, son las olas
del mar amargo del baile.
Queda la copa vacía.
La noche está enmascarada
de falacias y mentiras.
JOSÉ LUIS MARISCAL -Horcajo de Santiago (Cuenca)-
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Hace 2 días
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