miércoles, 9 de mayo de 2012

DÍA VENDRÁ

“Quand vous serez bien vieille, au soir, à la chandelle,
assise auprès du feu, dévidant et filant…”
(Pierre de Ronsard)

Recordarás un día, aunque ya tarde,
tus blandos alaridos
una mañana clara
sobre lecho que nunca fuera mío;
ambos llevando al dedo
incompatibles, pálidos anillos,
sin el destello de los viejos tiempos,
cuando significaban compromiso.
Trocados en costumbre irrelevante,
carecían de símbolo.
Era tu lecho, yo era el invitado
que no halló entre las sábanas vestigios
de su condueño, ausente.
Eras más que un capricho,
más que una golondrina de verano,
eras ya íntima parte de mí mismo.
El tibio sol de abril se nos filtraba
por la ventana abierta, y un idílico
aroma de jazmines se enredaba,
saltando del balcón, en los visillos.

A través de los años y países
mucho he jugado, pero no vivido;
se juega a flor de piel, pero se vive
sólo en ese rincón en que el instinto
se abraza al vértigo y al sentimiento
en imperecedero remolino.
Una vez lo viví, y aún hoy perdura,
aunque tal vez no digas tú lo mismo.

Pero entonces rompías en sollozos,
de entusiasmo al llegar, mas de cuchillos
rasgándote la entraña,
al final del capítulo.

Aquel día abrileño,
sintetizando en pocas horas siglos,
unciendo juventud y primavera
y acelerando impulsos y latidos,
me adentraba en ti misma, intermitente,
reproduciendo el ciclo
de lentísimo avance
en un ‘te amo’ suavísimo,
y de repliegue súbito,
una vez y otra vez, al estallido.

Día vendrá en que volverás el rostro
a aquellos días. Granarán los trigos,
o nacerán las rosas, o los álamos
perderán su ropaje en el silbido
de un viento gris, o llamará la nieve
queda, muy quedamente a tu postigo.
Tal vez sentada al fuego,
entre tus manos uno de mis libros,
y te dirás nostálgica:
‘Cuánto me amó’. Mas ya no podré oirlo.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Angeles-

No hay comentarios:

Publicar un comentario