(Juventud)
Recuerdos era lo que más quería;
De otros era ¡hasta el sueño no era mío!
Una mancha de agua en el estío
Un espejismo de la lejanía.
Mi sed lo hacia agua, sangre mía,
Un turbulento y fragoroso río
Corriéndome sombrío
Desde el alma al desierto en que moría.
Reverberaba, incólume, el deseo
En la apagada luz vacía
De un implacable y ominoso tiempo.
Y un sin sueños soñar profundo y negro
Silencioso, me ardía
En el desnudo pecho.
Tal vez fuera un regreso o una huida
O el sentimiento de la muerte
Innombrable y oscuro, omnipresente
En medio de la vida.
Acaso fuese el miedo o la perdida
Fe en aquel Dios indiferente
Quien clavó sus espinas en mi frente
Y tajó mi costado con su herida.
Y, pagano, el Amor se alzó, riente,
De las tinieblas; sombra que me hería
Como el sol al surgir por el oriente.
Maté al pasado y al futuro; al día
Consagré cuanto un cuerpo en alma siente.
Y tal sombra pasó. Melancolía.
Javier Jorge Atienza
Galdako (Bizkaia)
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Hace 1 día
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