Una carta para ti.
Hola, puedo caer en lo cursi y hasta en lo inocente, pero quiero dejar debajo de tu puerta unas letras que no persiguen más que tu suspiro, ser oxígeno de tus ilusiones en tanto lees lo que escribo con pluma desnuda sin vergüenza alguna, ser testigo del vuelo enigmático de tus sueños como vuelan ahora los míos, darle impulso al brillo de tu mirada mientras vas desojando esta rosa con hojas de romance puro.
Te vi perdida en el huerto donde florecía la poesía, era tu mirada luna creciente con misterio incluido, bastó sentirte para pensarte, mirarte fue suficiente para conocerte, intuí en tu brisa el rocío que pedía y en tu boca los besos que había perdido, fui insolente lo confieso, robé de tus labios los versos que sentía eran míos, desnudé de tus suspiros los deseos que pensé eran nuestros y te nombré mi musa en mi universo, princesa de mi reino.
Escribí sobre tus labios dejando el anzuelo, intenté borrar cicatrices que habían en tu hombro con inspirada lluvia sin eco, estampé letras hirvientes en tu frente en tanto acariciabas mí cuello, reconocimos en nuestros silencios los secretos dormidos y aquí estamos comiéndonos a versos y besos sin tiempo, entre abrazos y paginas se consuelan las manos, con misterio y deseos aprendimos amarnos.
Te envío esta carta en el vagón de la imaginación, sin dirección y sello postal llegará hasta el buzón de tu almohada, solo te pido que al cerrarla huelas en este final el inicio de un amor persistente, inclemente a veces, audaz otras, pero siempre con sangre fresca corriendo en la vena invisible que une nuestros deseos aun ausentes.
Posdata... si te queman las ganas, es porque ardí mientras te pensaba.
Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-
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