Y como un hada bella y encantada
entraste tibia en mi vida
en aquella hermosa noche estrellada.
Me amaste entre misterios y te fuiste
hasta la próxima luna llena.
Bebe los recuerdos de mi boca, me dijiste.
Dejaste, un grito de amor desesperado
y sus sonidos en mi alma
dentro de mi puro corazón enamorado.
Dejaste el aroma tibio y dulce del amor
bella mujer, hija de los misterios
de las ardientes noches, sólo de los dos.
Bella mujer de mi amor de los misterios
y como la tibia luna de mis noches
ella te dirá de mi amor, y que yo te quiero.
Regresa, amor, a moriré por ti.
Manuel Francisco Romero Mazziotti -Argentina-
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