Eres la gata de mi mecedora
-un amor y una sombra que bosteza-,
esa que entre mis pies se despereza,
¡esa que huele la comida y llora!
La misma, siempre, ¡y siempre encantadora!
Esa que me restriega su belleza
-con el lomo, la cola, la cabeza-
y luego refunfuña: "¡No es la hora!"
La que se duerme siempre en mi regazo.
La que me lame, ¡y la que me regaña
cuando no hay leche dentro de su cazo!
La que susurra: “Espera” -y va y se baña-.
La que vuelve desnuda, hecha una araña,
con medias negras ¡y un enorme lazo!
Antonio Ramos Olmo -ESPAÑA-
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