A Manuel Rodríguez “Manolete”
Como de chico jugaba a atraer
despacio una moneda con su imán,
y más contento hallaba cuanto más
lograba tirar de ella sin tocarla,
así también ahora arrastra el paño
de la muleta delante del belfo.
La bamba barre el polvo y se va abriendo
en viaje circular, mientras el torso
se le arquea y con la mano conduce
la embestida lo más atrás posible.
La derecha descansa en su cintura
llevando con un dedo el falso estoque
con la misma blandura y el desmayo
que un príncipe un pañuelo de batista.
Otra vez es el niño que jugaba
con su moneda y su imán, todo sale
tan natural como el pase y su nombre.
El tiempo se demora, se hace eterno
como un día de infancia: puro asombro,
puro juego, ignorancia de la muerte.
Guillermo Eduardo Pilía -Argentina-
Publicado en Suplemento de Realidades y ficciones 81
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