Fue un regalo especial siendo del cielo,
que llegaras a mi luz, dando fuego.
Supieras consolarme desde luego,
pudiéndote soñar sintiendo celo.
Fuiste mañana viva sin tu velo,
influencia en mí, por ti gozando tu ego,
marcando la frontera de mi apego,
y cuando sueño tu cuerpo, desvelo.
Amar y amarte siendo el más sincero,
gozar, ver, contemplarte sin rodeos.
Gemir por ti y en ti; desde un lucero.
¡Mujer, mujer!, placer, el que yo espero,
¡Sentir, sentir!, que colmas mis deseos.
¡Morir morir! Llamando al desespero.
Emilio Moreno
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