jueves, 5 de julio de 2018
LAS PESADILLAS DE LOS HUMANOS
No debo admitir que los sueños
sean un privilegio de los humanos;
pues hay infinidad de animales que también sueñan,
-entre ellos, -los peces-.
Los peces sueñan con sus ojos inexpresivos abiertos,
sueñan con unos mares y unos ríos limpios;
más sanos, sin pestilencias que aspira
a la densa dignidad de una vida mejor.
Los peces sueñan inmóviles, la bienaventuranza
de unas aguas limpias, sin plásticos, sin redes olvidadas
y sin desagües fétidos de fabricas y excrementos humanos;
-sueñan muy quietos siempre-.
No son como los humanos que se agitan y se retuercen
en sus lechos y los deshacen y estropean;
en verdad los peces difieren de nosotros,
en que aún todavía no hemos aprendido a soñar.
Y nos debatimos y chillamos como perros ahorcados
entre neblinas hediondas y huesos de perros muertos..
En mi lecho yo me debato con mis inexplicables
y horrorosos ensueños..hasta que mi alondra me despierta....
Y si vuelvo a la realidad de un maldito sueño de infancia,
le pregunto a las aguas verdes del pantano;
¿por qué las truchas se ocultan de mi sospechoso mirar,
y se resisten a enseñarme cómo debo soñar?.
Rafael Chacon Martel
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