Entre telaraña de sombras
cuando canta el ruiseñor
en las tardes de otoño,
cuando se dibuja la luna
en los tejados y muere el día
ya no estoy sola
¡Lobo mío!
Olvidando mi pasado, de mujer sonámbula
ya en loba convertida, voy buscando a mí amado.
Estigma ardiente, de nuestro silencio hiriente;
Llévame a tu altar sagrado
¡Lobo mío!
Y entre mí pecho en las colinas
hazme el amor en tus praderas florecidas.
Dolores Soler Martinez
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