Y si sintieras cuando el tiempo avanza,
Arrasando tu edad, tu juvenil belleza,
Dejando atrás los sueños, anhelos infinitos,
¿Qué hacer, si supiéramos que él no para?
No lo podemos detener,
En su avanzada, nos empuja, nunca calla.
Y si, al abrir los ojos de mañana,
Pudiéramos decirle, ¡basta!,
Regálame el elixir de la eterna juventud,
Para, descansar,
Oh tiempo inexorable, implacable y sutil
Mira mis lágrimas,
Quisiera con mis manos tapar el sol,
Atrapar el viento, y en una cárcel,
Encerrarme a esperar que en lontananza
El tiempo ha de parar,
Es mi esperanza.
Y, si... pudiese volar, al infinito,
Evadiendo la edad, el tiempo entonces,
Me encerraría con él, de tal manera,
Que al igual que Josué, pediría poder
Hacer que el tiempo y la sombra del sol,
Se detuvieran.
Lo sé, es un imposible,
Lo confieso, pero:
Quien no quisiera vivir solo el presente
Sin sentir que en la piel y en los encantos,
El tiempo ha de pasar sin sentimientos.
Dejando una huella indeleble
Para siempre.
José Rueda Ardila
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