jueves, 1 de diciembre de 2016

NOCHES CELESTIALES


Se desviste, las noches de silencio
cuando la bajamar deja húmeda,
las arenas de la orilla y abandona
amontonando los velos que la cubren.
Como una diosa pagana, desnuda,
acude lenta, desfila a purificarse
con aquella mística solitaria
de los viejos bautismos en el Jordán.
Elevada por la fuerza que emana
parece que se abre a su paso la mar,
invulnerable al caos que su sombra
va dejando tras de sí, ante el asombro
de los penúltimos vagamundos de la noche,
estos, saben que se hallan ante algo mágico.
Ella, se va internando en las aguas
reflejando su azul en el nácar de su cuerpo,
en la mirada intima, personal,
de cuantos asisten a algo sobrenatural.
De ese baño místico, sacramentado,
no quedarán más que fotogramas
desvaídos en la retina del recuerdo,
que pasarán a la historia del olvido
como un auto de fe sacramental,
donde una virginal sacerdotisa núbil
se llevará en los labios impregnada la sal
del Océano y su piel expuesta a merced
de los vientos, que cual sátiros acudirán
raudos para abrazar su cuerpo y desecarlo.
Hallándose ante un auditorio incrédulo
la púdica vestal vistió sus transparencias
y se marchó levitando sobre las aguas.
Es lo malo que tiene a veces fumar, sólo,
entre las dunas de madrugada.

Posdata:
El autor miente como un bellaco,
si se encuentran acompañados de María
solos entre las dunas, les recomienda
que se dediquen a otros juegos más…
libidinosos…voluptuosos o lo que sea.

PACO LAINEZ -Ponferrada-

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