Entre los pliegues de la impudicia desquiciada
Tómame, mastícame, enciéndeme por siempre
No esperes a mañana
Ven, tómame hoy, no esperes a mañana para ligarte a mí,
aún estás a tiempo, anda vida anda
Ven, bebe de mi hasta la tortura, toma lo que deseas,
embriaga tu apetito con mi sangre hasta el hartazgo,
amárrame sin grilletes ni mordazas,
para que ya nada me conmueva y pueda liberarme,
vierte en mí tu acento plural y cúbreme de azahares
Tómame hoy como tú lo deseas y cuanto te plazca,
inúndame de luz renovadora,
expande toda la lujuria vil
sobre la piel más áspera y amarga de la devastación
que la nada y la lascivia te provean
Tómame de una vez y para siempre, no me dejes ahora,
despeja las tinieblas que en mi mente se agitan,
quítame esta inquietud que ronronea famélica
te suplico,
desflórame, amalgámate, poséeme,
lacérame, colma sin piedad tu sed y sacia tu gula inextinguible
mientras la tarde testigo se desgarra impotente
atornillada, desangrándose moribunda
en las fauces cerradas de las aguas eternas
Ven conmigo, pronto, no tardes, no esperes a mañana.
Del libro: “Andrina cautiva” de
Norbero Garcia Yudé -Argentina-
Publicado en Estrellas poéticas 57
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