domingo, 26 de abril de 2015

ÓBITO


¡Soy yo muerte que anuncia el día!
más fácil es morir rugiendo la noche.
Acaba ya este llanto en las piedras de mi falso rostro,
estalla entre las manos inertes y el verbo de la boca
rumiando cieno.
Acaba con mi servidumbre.
Acaba falso vacío,
dulce a quemarropa.
Acaba pintando los labios de rímel o de carmín desteñido.
Me comprimes la suma y la resta,
me comprimes la falsa modestia que me ampara.
Y yo, me desvirgo con la soledad en la cama
rozando el cuerpo con la fiebre y el óbito
entre mis carnes.

ISABEL REZMO -Úbeda-

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