Un día, la amarga vida,
con saña le golpeó
y con fuerza tanta,
que ello le enseñó
a resistir la embestida
y a defenderse valiente
como una fiera herida.
Un día alguien le engañó
con embustes, de tal manera,
que a fuerza aprendió
que no todo el año es primavera.
Un día vilmente le mintió
quien ella más quería,
con tal hipocresía y cinismo,
que a transitar se decidió,
de su soledad consciente,
por el borde del abismo
y a seguir firme y valiente,
siempre mirando hacia adelante,
con su verdad en la frente.
Un día a ella le falló
quien menos imaginaba,
con promesas incumplidas,
y finalmente entendió,
aunque ya lo sospechaba,
que los actos deben ser asumidos
y las palabras cumplidas.
Un día al fin comprendió,
que a veces es preciso
la página voltear
y de cero recomenzar
con nuevo objetivo en su mente.
Que hay que, lo pasado olvidar,
que no siempre el ser sincero
le libraría de la soledad,
ni le llevaría al camino verdadero,
ni que la tan buscada felicidad
se la daría el poderoso dinero.
Y que el que triunfa,
no es el más fuerte guerrero,
sino el que, con fe
después de una derrota,
aunque con miedo,
vuelve al campo de batalla
a batirse valiente y fiero.
Josué Morales
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