En subasta un corazón,
desgarrado y desteñido,
su pulso ha amainado,
puede ser herido y no odiar,
tan duro como roca.
En subasta un alma,
cicatrizada y en rehabilitación
su color es transparente,
se ha disipado su gris interior.
En subasta al mejor postor,
entre menos se ofrezca mejor,
al final, ni el oro ni la plata
tienen el mismo valor que el amor.
En subasta
un corazón y un alma,
el tiempo ha pasado por ellos,
prohibido y censurado amar.
Ramiro Peñalba Pinell -Nicaragua-
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