No soy yo quien pronostica
en este caso, ni me duele
hurgar celosa las heridas.
¿De qué modo te amaría?
Si diluyo entre zumos
la desidia y la ignorancia
engullendo toda sed,
por un mal trago.
No pretendo navegar
contracorriente,
ni causarte desazón
menospreciando,
lo que siento,
lo que veo o lo que callo.
Incomprensibles
los misterios
vuelan raudos,
en volutas de humo
retenidos, se propagan
recelosos de tus versos
semi - ocultos,
diligentes y tan sabios.
Mayte Andrade –Benicarló - Castellón-
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