El sueño del arquitecto
La arquitectura es el testigo menos sobornable de la historia.
Octavio Paz (México, 1914- 1998).
En el cielo revolotean como libélulas les hélicoptère (orgullo de la flota al mando de Gustave de Ponton d' Amecourt) dejando zigzagueantes siluetas al vapor, sus haces de luz recorren los perfilados techos de antiguas librerías y mansiones que flanquean el boulevard Saint-Michel…y es entonces que se divisa la agazapada silueta en la retícula: un anarquista… casi podía palpar la nitroglicerina. Un breve cálculo mental de posición, click y una silenciosa esfera cargada de electricidad hace impacto la víctima, que cae al suelo envuelto en convulsiones mientras las mases enloquecidas buscan ávidas en sus bolsillos, primero dinero, ropa, sangre.
Ahora el rifle Hanley –excedente de las guerras Australo-Mozambicanas- de l'architecte M descansa sobre el bureau Sonríe ufano y piensa en la seguridad inexpugnable de su casa, fabricada siguiendo las indicaciones del luthiers del blindaje Matths Gruber, e intenta continuar su interrumpida conversación.
–Así que Barcelona aceptó el proyecto del mástil del amigo Eiffel ¿eh? –Todos cedieron brevemente un ligero murmullo de aprobación–.
Los libreros Gibert Joseph y Gibert Jeune hablaron casi al unísono:
–Pero a pesar de la extrema inseguridad callejera, los motines y la inminente quiebra de la banca, el parlamento admitió vuestro regalo a Paris, un evidente símbolo de Liberté, égalité, fraternité de nuestros días.
L'architecte M recita los datos que conoce de memoria: 50 ingenieros realizaron durante dos años 5.300 dibujos del ensamble conjunto o de algunos detalles, y cada una de 18.038 piezas de hierro… La zozobra de los aplausos y brindis de los comensales –que se confunden con los gritos del populacho- le sacan de sus divagaciones:
–¡No seáis tímido Monsieur M! ¡Mirad con orgullo vuestra obra!
Tras los estrechos visillos, imitación de ventanas que en realidad camuflan dispositivos anti-incendio en caso de ataques molotov, se observa la espectral figura de una guillotina gigante de trescientos metros de altura.
Ricardo Acevedo Esplugas(Cuba)
Publicado en la Revista Digital miNatura 116
lunes, 23 de enero de 2012
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