sábado, 15 de octubre de 2011

POEMA

PRIMERO TEMBLOR

Tan cercana a tus aguas

cercada por un atrio vegetal que circunda mis ojos

ya no puedo evadirme en esta hora

a cuestas del insomnio

ni dejarme llevar por la nostalgia.



Soy aquello que fui y lo que quise ser

después de mi segundo nacimiento.

No soy un pez sobre la roca

con las branquias cerradas

contemplando asfixiado

cómo la vida pasa, nos zarandea el pulso

nos asedia incansable y nos dirige

el paso, hacia los cuatro vientos cardinales.

Tal vez sea el lirio que se corta,

le van quitando hojas, lo olfatean

como a un niño tapiado

y grita y se debate y se asemeja

al dolor, porque el dolor le sigue

cercano, casi intrínseco

en la piel y en la entraña.



Reposada la herida,

ya soy el sol que sale, cuando despierta,

manantial que rezuma sus cristalinas aguas,

pájaro en vuelo que da alcance

a la caza, bajo un cielo undoso.



Ya no pongo murallas a las caricias

ni al decir: ¡te quiero!

Soy al fin, rosa ungida, estrella sobre el mar.

Al fin reconquisté mi libertad primera.


Isabel Díez Serrano

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