¡Cómo corrompe el poder
cuando a la postre se enquista...!
Razón, equilibrio, vista...
se congelan en el ser.
Así es fácil de entender
lo irracional por esencia,
pues de enfermiza apetencia
al no admitir el pecado,
el que no se ha confesado
no sabe de penitencia.
Dicen que el perro huevero
al ser presa de ese olor,
aún disfruta del sabor
debajo de un avispero.
Del vicio hasta el desespero
no hay bejuco que lo trabe,
pues el más necio lo sabe
y en este refrán se infiere:
el que por su gusto muere
hasta la muerte le sabe.
Desde que la humanidad
fertiliza cada palmo
de la tierra, como un salmo
el refrán se hace verdad.
No peques de liviandad
cuando los peligros rocen
tu piel y que otros se gocen
con dañarte, ponles frenos
y... cuídate de los buenos
que los malos se conocen.
LORENZO SUÁREZ CRESPO
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Hace 10 horas
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