VENDO
-canción-
Vendo lenguas para mudos,
oídos vendo para sordos,
ojos vendo para ciegos
y venenos para locos.
Vendo relojes sin horas,
vendo brocales sin pozos,
vendo guitarras sin cuerdas
y vendo abismos sin fondo.
Creo en Dios y no creo Dios,
me la paso hablando solo
y entre tu cuerpo y mi cuerpo
hay un mar de sueños rotos.
Vendo horizontes de hambre,
vendo mendigos de oro,
vendo millonarios tristes
y cadáveres de plomo.
Que yo nunca he sido yo,
que mis ángeles-demonios
son lo que son y no son;
que mis palomas son tordos.
Vendo lo que nadie compra,
lo que nadie compra, compro
y soy lo que no soy,
que yo siempre he sido el otro.
NUNCA
Nunca jamás
es tarde.
Jamás nunca
es temprano.
Siempre
es la hora
exacta,
ya sea
para nacer,
para morir
ya sea.
AGUA DE CARABAÑA
Agua de Carabaña
y aceite de ricino.
Había que purgarse,
indefectiblemente,
con periodicidad.
Desde la noche antes
nos decían:
-“Mañana
te tienes que purgar.”
Nos robaban el sueño
mientras crecía y crecía
una anticipada repugnancia
hacia la Carabaña y el ricino.
Según fuera el purgante.
Apenas clareaba la mañana
nuestra madre gritaba:
“¡Es la hora, mi rey!”
Y allí estaba el vaso
del purgante
que había que apurar
hasta la gota última.
Luego, avanzado el día,
corríamos una vez y otra vez
rumbo al retrete.
Hoy parece mentira
todo aquello
y hablar de agua de Carabaña
o aceite de ricino
es algo, diría yo,
que no interesa a casi nadie,
por no decir que a nadie,
aunque a mí sí me importa
y me interesa,
pues me niego a borrar,
porque me da la gana,
mis recuerdos,
por pequeños y vacuos
que parezcan.
JUAN CERVERA SANCHIS-México-
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Hace 10 horas
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