Mastectomía (III)¿Y el hombre que me amaba, o el que pueda
voltear en mi órbita algún día?
¿Cómo el umbral de la galantería
podrá ser franqueado? Se me enreda
la mente en los temores. No hay vereda
que ayer no recorriera, ni energía
que no dilapidara en rebeldía.
Y hoy sólo cruda cicatriz me queda.
Sin embargo, una voz íntima, suave,
dice, dentro de mí, tener la clave
de este clima de miedos que me oprime:
Si alguien viene en amor, y se retira,
váyase, pues. Su cántico es mentira.
Vendrá después quien por tu esencia gime.
Mastectomía (IV)Y esta ansiedad, temor, abatimiento,
¿quién las impone y bajo qué castigo?
¿Cómo y por qué tan bárbaro enemigo
irrumpe en mi parcela y con qué intento?
Nunca fue tan intenso el ligamento
de carne y alma como es hoy conmigo,
ambas sangrando juntas, al abrigo
de mi desolación, de mi lamento.
Ni me percibo armónica ni entera;
no el templo que ayer fui, mas la vidriera
que el seísmo quebrara en mil pedazos.
Quizá en la noche oscura del mañana
descienda un ángel de apariencia humana
y me las recomponga entre sus brazos.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Angeles-
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