Alfonso XII (En los jardines de El Retiro)
Entre el agua y el cielo. Qué arrogante
para tan poco rey, tal monumento.
Pero ahí está, gallardo, corpulento,
columnatas de abrazo a tanto amante
que viene, y rema, bajo el sol radiante,
en su barquilla de alquiler, o en lento,
sentimental vagar, sorbe otro aliento
al pie de una escultura irrelevante.
Estuve allí, bogando, tantas veces,
intentando vencer las timideces
que engrillan lengua y manos juveniles,
descubriendo al crepúsculo algún beso.
Alfonso, indiferente a tal proceso,
y yo en las nubes, a mis quince abriles.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Angeles-
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