No me asusta morir
No me asusta morir. Sé que mi muerte
nació cuando nací, hermana gemela.
Sigue conmigo ruta paralela,
y, a cada paso, de su plan me advierte.
Ni más débil me vuelve ni más fuerte
cada vez que, a menudo, se revela.
Ni más descuido ni mayor cautela
cambiarán su dictamen o mi suerte.
De la sombra a la sombra caminamos
sobre un hilo de luz que bautizamos
con el nombre de vida. Y eso es todo.
Un paréntesis somos, que se cierra
tras la última palabra, y nos entierra
en la sombra que fuimos de otro modo.
Al pie de la hornacina
Cada vez que efectúas el lavado
de tus sábanas, algo se desprende
de cuanto fui a tu lado, y que trasciende
a saliva, sudor, semen cuajado.
Esa parte de mí que, a tu costado
fluía inmaterial, que no depende
de hacer, sino de ser, y que no entiende
de pausa aunque la piel haya cesado.
Un doble detergente burbujea
en tu alma y en tus manos, y blanquea
sábanas y memoria de mi rastro.
Y en mi lugar, perdurarán en ruina,
tal vez, tal vez, al pie de la hornacina,
restos de una escultura de alabastro.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Angeles-
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Hace 1 día
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