Véase la mesada en la cocina. Cucarachas entrando y saliendo
temerariamente de un frasco lleno de medicación antioxidante.
Palo y palo, allí va mi alpargata enfurecida. ¿Mejorarán su
asquerosa descendencia las pocas que fugaron? Por ahora,
entre esas costras reventadas, tengo horror especulativo para
rato.
“Que se vay…”. La pintada en la persiana del viejo garaje
amagaba decir: “Que se vayan todos”. He ahí a alguien (el
pintor) predicando con su ejemplo.
Odio que me rechacen. Toda moneda falsa que recibo
termina siempre en las manos de un mendigo.
Del libro Aforismos, desaforismos de JOSÉ EMILIO TALLARICO -Argentina-
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Hace 1 día
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