Te extraño a cada instante,
en mi pensamiento,
sin uniformes,
desnudo ya de tanto celo,
de tanto amor,
de tanto esmero,
que quise fundir en tu mirada.
Nuestro amor es eterno,
me decías al oído
y yo, en un mar de deseo,
creyendo que era cierto.
Gaviotas heridas cayeron
a ese mar ahora gélido.
La vida no es fácil, amor,
fuiste una dulce mentira
que un pálpito sentía
cómo mi ansia enrojecía,
como un vino dulce mentías.
Ahora, en mi rincón más incierto
de la nada,
con mi soledad en mis espaldas,
recelo que la vida sea alba,
mas crepúsculo se cierne
en mis doloridas entrañas.
La soledad es dolorosa,
ni el sol con su sonrisa
me calma en esta madrugada.
MILAGROS RUBIO
DEL CUADERNO CELESTE
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