Te llevaste mi Corazón
en una noche de invierno,
quedita y triste me quedé
sin tu amor sempiterno.
Forcejeaba al amanecer
cual plegaria navideña,
tu sonrisa sufrió, sin saber,
y tus labios se callaron.
De tanto sufrir y amarte,
mi corazón lloró afligido
la tristeza invadió mi ser
como sombra inerte.
Te llevaste mi corazón
y enmudecido se doblegó,
no tendré tu regazo de amor
ni la tibieza de tu piel y razón.
Te llevaste mi corazón
y no hay nada que pueda hacer.
Madre, espero volverte a ver
en edén, con manto de perdón.
Rosa Elizabeth Chacón León -Estados Unidos-
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