Carta para mi hija.
Hola mi dulce canto de vida, desde el confín del mundo, te escribo con el corazón lleno de ansiedad y sentimientos encontrados por mis seres amados.
Espero pronto puedas mi carta leer y fotografía ver.
Como ves han pasado los años, comienzo a envejecer y tú mi niña como flor de primavera en estado natural embellecer tu ser de mujer.
Perdona mi ausencia no es grato el lugar donde me encuentro, en la soledad que abruma y acongoja; solo el divino hacedor es mi compañía.
Aquí se pierde hasta la noción del tiempo; carentes de equipos modernos de comunicación satelital,
en este desierto el calor es infernal; el sol es vida, pero también es insolación, verdugo delirante que tortura.
Pero la gran bendición en arena ardiente ¡Un Oasis de amor! Para mitigar la sed y beber manantial de vida.
Hay noches de encantos de cielo, de luna llena y constelación estelar en que soñamos, nuestra mente a divagar y cantamos queriendo amar.
Es ahí donde existe la magia, en la distancia los siento tan cerca, que puedo percibir la fragancia familiar, la ternura de tu voz musitar buenas noches pá.
Perdón hija, sentí lluvia caer, era mi alma costernada; que vertió lágrimas de emoción.
Sobre el papiro que escribo, se manchó de huellas de mi sentir, te llevo hoy y siempre presente.
Pronto estaré de regreso al hogar para celebrar en unidad familiar. ¡La Sinfonía del amor, tus 15 pétalos de bella existencia. De mi brazo, como lo habías soñado, bailaremos al compás del vals! ¡El canto de vida!
Mi rizos de oro, por siempre serás mi gran tesoro.
Hasta pronto hija no olvides eres mi mejor amiga.
¡Tu pá te ama!
José Efrain Cardenas
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