Un sol ardiente, se posaba en el papel,
presumiéndose, provocaría gran incendio…
llegando aguas presurosas, en su auxilio.
Atrás las montañas
y frente a ellas, árboles en hileras
permanecían, unas y otros
a la expectativa, de presenciar
presagiado espectáculo...
de papel, ardiendo en llamas
apagado, por agua.
Mas para gran grata sorpresa
nada de lo pensado, sucedió
mirándose entre sí, montañas y árboles
deduciendo, algo extraño pasaba
porque a pesar, de que fuerte viento soplaba
los árboles, no despeinaba
como tampoco el sol, quemaba
ni el agua, el papel mojaba
permaneciendo, todo inamovible.
Maravillada, y agradecida por lo ocurrido
todo lo abrace, con un marco
colgándolo, en tu pared
para que cada vez, que pases frente a él,
te detengas, a admirar el cuadro del bello paisaje
construido para ti, tal como ante mi ante mí apareció.
Cristina Eugenia Pantoja Morales -Colombia-
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