Se ha dormido la noche sobre mis hombros
sin un gallo campana y sin alas de paloma,
se ha dormido como una escoba sin paja
y con los ojos abiertos, sin amarrar su cabellera,
se ha dormido sin decirme nada.
Crece hacia todos lados esta avenida de silencios
y crece con la sombra del viento en mis zapatos,
con una larga barba de trocitos de tiempo
escabulléndose del sueño a ojo abierto
como si no pasara nada.
Crece a mi espalda y en una copa de cristal
sobre la mesa, el mantel resbala,
¿qué si a un tercio de pan le faltan besos?
píntaselos como estrellitas en sus sueños,
como si fuera cierto.
Cuéntale un cuento de mariposas
desnúdate de tus caricias para vestirle,
para hollar su pecho, aliento y vino añejo,
has fiesta de cigarras en tu almohada
y atrévete a beber conmigo de este otoño.
Luego muy tarde, la noche se dormirá de nuevo
con sus tacones rojos y su falda de seda,
y pasaré mis brazos como luna de otoño
acariciando su cuerpo de azucenas,
pero seguirá muerta.
Y así ya sin estrellas
la noche se dormirá en mi hombro
y yo le cantaré de nuevo cositas bellas,
el pámpano de rosa y el pájaro azul
seguirán en mi ventana seguirán
durmiendo con la noche blanca
y con su bata negra.
NORA URIA CASTRO
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