Carlos Martín Briceño fue notificado en su tierra natal, Mérida, Yuc. de su designación como
ganador del XXVI Premio Internacional de Cuentos "Max Aub". La obra ganadora lleva por título “Montezumas’s Revenge”
El título de este cuento alude a la enfermedad estomacal que padecen muchos foráneos a su llegada a México. El vocablo original es Moctezuma, sólo que esta ocasión, el autor coloca una "n" en vez de
una "c", pues es de esta forma como lo pronuncian los visitantes extranjeros.
Al concurso se presentaron cerca de 310 cuentos de 22 países, entre ellos Alemania, Hungría, Argentina, Cuba, EEUU y Canadá. El jurado ha estado integrado por los escritores Gustavo Martín Garzo, María García -Lliberós y Eloy Moreno, quienes indicaron que el relato ganador es un cuento violento y duro en la tradición de la novela negra, con mucho humor y gran sentido narrativo” de un autor “con oficio, rigor, e intensidad”
El pasado 2 de junio, a las 20:30 horas en el "Hotel -Restaurante Martín el Humano” de la ciudad de Segorbe, en el marco de una Vela da Literaria se realizó una celebración doble: la entrega del XXVI Premio Internacional de Cuentos Max Aub y los XV años de la nacimiento de la Fundación Max Aub.
En un fragmento de su discurso de aceptación al premio, Carlos expresó: “ Este premio, que quiero pensar un guiño venturoso a mi fidelidad hacia la narrativa breve, reafirma mi vocación de perseverar en el cuento, la manera más gozosa de acercar a la gente a la literatura, el género literario donde uno puede – lo afirma Raymond Carver – hablar de lugares comunes y de cosas usadas a diario con un lenguaje sencillo, y dotar a esos objetos – una silla, la cortina de una ventana, un tenedor, una piedra, un pendiente de mujer- con los atributos de lo inmenso.
Creo que el cuento es la poesía de la prosa, un golpe de sol en los ojos del lector, un paseo por las entrañas de la naturaleza humana, y que ofrece a la gente – como El aleph de Borges – ángulos inadvertidos de la realidad.
Corren días de violencia despiadada en el mundo ante la que nadie debería cerrar los ojos. Descabezados, mujeres violadas, criminalización de migrantes, secuestros y desaparecidos son cosa común en las noticias diarias. Hasta en la apacible Mérida, la de Yucatán, asoma la cotidianidad del horror de aquello que no se nombra: la violencia contenida, el fantasma de la infidelidad, el veneno del hastío conyugal, el inmóvil viaje hacia el suicidio.
Existe en México, en Latinoamérica, una literatura pujante que se abre paso en medio del caos; poesía y narrativa que avanzan por encima de la barbarie, que se nutre incluso de ella para que estos hechos no sean trivializados a conveniencia de unos pocos o por comodidad enajenante.
Acepto esta distinción en nombre de esta literatura, como un aliciente a todos los escritores que en cualquier parte del mundo, en medio de condiciones hostiles, continúan creyendo en el poder purificador de las palabras. “
Publicado en la revista Estrellas Poéticas 50
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