Que una paz se levanta negra y fresca del rio
O que un perro ladra y que sus lamentos
se pierden entre dos naciones.
Puedo pensar que mi existencia es normal.
O que por lo contrario vivo de `prestado.
¿Dónde están mis pesadas alegrías?...
Puedo hacer de mi vida un jardín marchito.
Un lamento cruza el cielo cuyo rayo invencible
Se escucha un jaleo entre el cañaveral
Y se oye el zumbido del amigo viento
Puedo invocar tu nombre, mujer,
desde la cima del castillo hasta la ribera.
Donde la adelfa se vista de gala,
donde la cigüeña dejo sus huellas
Puedo llamarte en la ausencia
Y escuchar el eco del recuerdo.
Pensar que soy de la creación lo más pequeño,
De tu hacer lo mas ínfimo,
De tu pensar un suspiro,
De tu amor- Dios- un sueño.
Pensar que pensar puedo,
Querer no odiar lo que pienso,
Y luego, gran parte de mi camino
cargar en solitario con mis pensamientos.
Con la noche pierdo algo de lo poco que tengo.
A la mañana yo la llamo vida,
Y a la noche… ni llamarla puedo
Puedo confundirme con el viento,
El agua, la arena o el cielo…
Puedo soñar
J. Antonio Nogueras
Publicado por María Sánchez en el blog La casa del valle
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