Pienso en ti, en esta madrugada.
Ojos abiertos, calientan
cada palmo de cielo,
persiguen cada estrella o nave
que hurga en el espacio, confundida
entre la luz y la tiniebla.
Cada recuerdo quema.
Arde la leña
que creía apagada.
En tanta soledad
las luciérnagas cantan, sí
cantan, ¿por qué no?
¿Acaso no cantan los grillos,
los búhos, las ranas y el hombre,
cuando tienen miedo?
MIGUEL CRISPÍN SOTOMAYOR -Cuba-
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