-Un nuevo caso en la zona de Gladius, señor. En este lugar señalado en el mapa.
El inspector de policía miró al agente que acababa de comunicarle la noticia, y asintió con la cabeza mientras tomaba el plano donde estaba señalada la zona del incidente. Se levantó de su silla y se dirigió al vehículo policial.
Dentro le aguardaba otro compañero.
-A Gladius, cuadrante 45-14. Enseguida.
La aeronave despegó silenciosamente y trazó con suavidad una curva de 180º, dejando una ligera estela de vapor en el cielo encapotado del planeta. Viajaba a una altura de menos de mil pies, y desde allí era muy visibles las dunas y cráteres que se extendían por toda la superficie de Nirus.
Veinte minutos después aterrizaban junto a un grupo de hombres y mujeres, que rodeaban un vehículo destrozado y lo que a todas luces era un grupo de cuerpos cubiertos con lonas.
-¿Qué ha sucedido aquí? – preguntó el inspector al agente más cercano.
-Cinco muertos. El vehículo perdió el control y se precipitó hacia el suelo. Ningún superviviente.
-¿Ha llegado el médico forense?
-Sí, señor. Está junto a los cadáveres.
-¿Y bien? – preguntó al forense una vez estuvo junto a él.
-Sin lugar a dudas, inspector, un nuevo caso de “síndrome de las colonias”. Concretamente, el sujeto
número tres.
-Lo suponía. Es el cuarto en lo que va de año. No aguantan el aislamiento y la lejanía de Tierra, y terminan destruyendo todo lo que tienen a su alrededor para luego suicidarse. Por cierto ¿cómo sabe que fue el número “3”?
-El número “3”, señor inspector, es el único que no está decapitado.
Francisco José Segovia Ramos (España)
Publicado en la revista digital Minatura 121
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