A los pies del trasero tronera de la falsa Iglesia
De Moradillo de Roa
Que fue, en su tiempo, baluarte defensivo
De sus campos y vega del Ejido
Existe un barranquillo
Que, hoy día, llaman de la Pandemia
Pues vienen al él a tirar sus colchones
Tullidos y sifilíticos perdidos
Dejando una estampa de guarrería
A esta foto tan bella
Donde la Iglesia toca el cielo
Abriendo puerta a las estrellas.
Ayer vine con un amigo
Máster en Bebida de Vino
A la bodega de Rita
La más bella entre las bodegas
Que no sale en las fotos turísticas
Para colocar unas placas de piedra
Que el viento y la lluvia habían hecho caer.
En mitad del camino
Alguno a alguna con nocturnidad y alevosía
Había abandonado un colchón
Que parecía tener el forro de plástico
Lleno de virus de Pandemia.
Al pasar cerca de él
Por no pisarlo, pues nos daba ascos
Le dimos una patada y azadonazo
Para retirarlo del camino
Yendo a caer justo al lado
De otros colchón del maldito Virus.
De repente, se nos apareció un ser cual mono
Escapado de Tarzán, sin duda
Que nos reprendió las patadas al colchón
Diciéndonos que teníamos que cogerle
Y llevarlo al Punto Limpio.
-Sí, le contestamos al unísono
Cógelo tú con los dientes
Que, a lo mejor, se enamora de ti el Virus
Pues, en este colchón han follado
Cristianos cautivos de Pandemia.
-Qué caballerías, contestó.
-Ah, y no sufras, majadero, le dijimos
Que, con este colchón a cuestas
Al llegar a Torregalindo
Verás que la cristiana Josefa María
Por ti llora y suspira
Y te entrará al cuerno
Aunque esté lleno de Pandemia
Juan de la Oliva
Como, ahora, llora Hispania Nostra
Por haber premiado
El Proyecto de las Bodegas
Talladas en piedra.
Daniel de Culla
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