Bajo al Metro como ausente.
Soy nadie entre tanta gente.
¿Qué se hizo de mi yo?
¿Da lo mismo sí que no?
Bajo al Metro y ya no soy,
y no sé si vengo o voy.
Las estaciones iguales
son ojos impersonales,
pues aquel que baja al Metro,
aún siendo rey, pierde el cetro
y es gente y tan sólo gente
que viene y va tristemente.
Aunque en el Metro, un cantar
con el hambre en la garganta,
nos alcanza a humanizar,
nos despierta y nos levanta
y nos hace recordar
que hay que poner en acción
las rosas del corazón
contra esa masa sudosa
que en el Metro se hace cosa.
Cosa o gente
deprimida y deprimente,
por más que yo,
todavía,
día con día,
en el Metro, crea en el sol,
en el aire, en la alegría
y en la existencia de Dios.
Y dime tú, ¿por qué no
en tu amor y en la poesía?
JUAN CERVERA SANCHIS -México-
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