Quisiera ver tus ojos
La muerte llegará, y estarás lejos,
a mi postrera realidad, ajena;
así has permanecido tantos años
en los que yo te conservé tan cerca.
Será una habitación vulgar y fría
de cualquier hospital; las enfermeras
entran y salen con el ajetreo
de quien cumple monótona faena.
Tráfico en el pasillo,
donde distante cháchara se enreda.
Miro al techo, de un blanco indiferente,
donde escribir quisiera
mi último grito en verso,
con palabras que sangran y me queman.
Y aparecen tus ojos en el aire,
pálidos, tenues, como si temieran
ser percibidos, como tantas veces
los he visto flotar en mis quimeras,
disipándose al fin, leves alondras
en rápido aleteo, sombra y seda.
Una vez más quisiera contemplarlos,
no los de mi recuerdo, los que llevas
abriéndote caminos, y acarician
antes de que la mano prevalezca,
que besan a distancia,
que en silencio se expresan
con más diafanidad, más arrebato
que lo hiciera la lengua,
los que taladran, se hunden y establecen
en el alma su propia residencia.
Quisiera ver tus ojos
al fin de mi periplo por la tierra,
antes de mi partida, capturarlos,
bajar mis párpados, y abrir la puerta
en ese mismo instante
al mundo transcendente que me espera,
dando el paso inicial, y último paso,
a punto de extinguirse las estrellas.
Al otro lado
Tanto lugar que nunca he visitado,
y tantos libros sin haber abierto;
tan afligido de soñar despierto
con tantos besos que jamás he dado.
Tantas ansias de azul, y está nublado,
tanto afán de plantar sin tener huerto,
tanta sed de belleza en el desierto,
y la mano tendida en despoblado.
Copla y palabra de doblez desnudas
oferta son a gentes sordomudas,
adversos al violín y a la verdad.
¿Es éste el mundo que nos cupo en suerte?
Tal vez el otro lado la muerte
nos brinde más genuina realidad.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Angeles-
DE FACEBOOK - 6141 - ESPABILAR
Hace 21 horas
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