TRAYECTO. LLUVIA.
La lluvia
impertinente
retumba en la negra carpa
del paraguas. Deja su huella
en la punta de las botas.
Impertinente
hace la calle más larga
y solitaria. Nadie
saluda a nadie
bajo el paraguas.
La lluvia debe saberlo.
El asfalto se torna
áspero. Se vuelve sucio
en madejas de espectros
en las manchas de grasa.
Cierras el paraguas
y la lluvia inunda el rostro
como una bandada
de insectos fríos y pesados.
JOSÉ LUIS MARISCAL-Horcajo de Santiago (Cuenca)-
viernes, 17 de febrero de 2012
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