La noche como la espuma
se desborda sobre el horizonte,
habita mis laberintos
y ha muerto entre mis manos
lentamente.
Es la gota de veneno
que oprime mis palabras,
esa ancla premonitoria
que sujeta mi asombro.
Busco el alba asida al calendario,
y descubro un poema
que muere cada noche,
la luz que resucitó en tu abrazo
y la tierra cantando con la lluvia.
Nace la aurora
y entre penumbras el sol libera su pálpito
y las sombras descubren el desconcierto
cuando es la luz esa mirada
que despierta mis sueños
y sostiene mi paso
para luego morir con el recuerdo.
Isabel Arroyo Calvo
Compartido por Manuel Kentore
No hay comentarios:
Publicar un comentario