Te pienso cada tarde dorada
bajo la alta mirada del cielo,
y admiro a tu ser enamorada
por ser la fuente de mi desvelo,
tú serás de tu isla ilusionada
el manantial de todo el suelo,
el que me da vida y luz de hada
para llenarme de su consuelo.
Llora la tarde sutil y roja
al no ver tu tangible figura,
sus lágrimas caen en cada hoja
porque a ti te extraña cada día
y no verte, es tener la amargura,
por ser tú su vida y alegría.
José Manuel Quintero Rojas
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