martes, 28 de agosto de 2018

SOLEDAD LUNAR


La luna acuna al monstruo.
El monstruo sueña con abrazos,
con besos,
con caricias de colores.

La luna comprende al monstruo.
Lejana,
participa de los humanos humores…
pero a ella
no se la escucha, no se la ve,
no se la mira
con complicidad, con cariño:
no la comprenden.

La luna,
sin voz que recite su secreto nombre,
se deja abrazar por el monstruo mohíno
que ahora durmiendo
sueña
con la primavera.
Sola de nuevo,
también en sueños,
la lunita,
abandonada queda.

Raúl Sánchez Alegría 

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