¿A dónde vas tan a la carrera niña?
-A hacer los mandaos de mi abuela,
¿Tan urgentes son para esta prisa?
-Debo acabar pronto, mamá me espera,
iremos al parque, con mi amiga nueva,
¿Jugaréis allí a la comba y las canicas?
-Mi amiga no anda, está en silla de ruedas,
¿Entonces leeréis los cuentos de Clarisa?
-Y tampoco puede hablar aunque quisiera,
sólo mueve los ojos y sonríe a su manera,
No podréis jugar a nada si solo te mira,
-Yo le enseño lo que aprendo en la escuela,
¿Pero para qué le sirve eso a tu amiga?
le cuento también los recados de mi abuela,
y nos reímos cuando le hablo de su sordera,
Supongo que ganarás con esto algunas perrillas,
-Ella no tiene más amiga que yo, y su niñera,
que la cuida, la saca a pasear y la espabila,
antes de ella, la tenía que cuidar una enfermera,
pero ahora que está mejor, la asiste cualquiera,
¿Y no prefieres jugar con las otras niñas?
-Ya juego en el colegio, en el patio de fuera,
a la pelota, a la rayuela y al juego de la silla,
¿Cuánto tiempo hace que vas a verla?
-Hace un año, cuando enfermó y temí perderla,
Ah, ¿erais amigas antes de estar malita?
-Claro, crecimos juntas antes que se “durmiera”,
y la quiero tanto que sé que me necesita,
por eso no la dejo sola y le cuento cantinelas,
hasta que un día despierte y sepa de las eras,
Pues ve con mis bendiciones, hermosa niña,
y cuéntale a tu amiga, que hoy despejará la niebla
que turba su cuerpo, para ir contigo a la orilla
y podrá jugar y saltar en el patio y en la acera
de la calle donde las flores os vestirán de rocieras.
-¿Quién es usted, señor?
Yo porté la guadaña, hasta hoy.
Angel L. Alonso
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