Un escritor norteamericano decidió hacer un mashup de la novela El Quijote de la Mancha pero
adaptándolo a la ciencia ficción.
Donde el señor William Smith es coleccionista y lector de óperas espaciales. Se volvió loco, creyéndose un cadete espacial, libertador de galaxias oprimidas y destructor de robots dictadores. El norteamericano se puso un traje de motociclista creyendo era un atuendo de un héroe intergaláctico. Se puso el casco y se llamó a si mismo Kyxothe. Mientras viajaba en carretera creía que su coche era una nave espacial. Al salir de la ciudad, se bajó de su auto para mirar las torres de electricidad,
imaginándose ver a gigantescos robots, sacó un arma de juguete, los focos de colores se prendieron al jalar del gatillo. Impotente al notar que no les hacía daño; trepó de nuevo a la nave Rozy—Nanthe para despegar de ese mundo e ir en busca de ayuda. Iba conduciendo cuando vio que un vagabundo pedía aventón, Kyxothe detuvo el cohete y subió al extraterrestre proveniente de otra galaxia. El pordiosero se dio cuenta de su locura al ver con ropa de motociclista y un casco a Will y quiso bajar pero Kyxothe lo convenció al abrir su billetera y entregarle dinero, en su imaginación eran tarjetas
holográficas con información de la Tierra y el universo. El robusto andrajoso dijo llamarse Michael
Andrew, el perturbado mental lo bautizó como Zanxhopanz.
Anochecía cuando una prostituta se acercó a ofrecer sus servicios, la mujer tenía el cuerpo cubierto de tatuajes y en el rostro lucía unos piercings.
Andrew le dijo que Kyxothe estaba loco de remate, la chica se subió al coche al descubrir que traía billetes y así los tres recorrerían la galaxia luchando contra extraterrestres y liberando planetas de tiranos reptilianos. El perturbado mental llamó Dhul—Zy—Nhea a la prostituta y junto con su compañero espacial, el trío viajaría a la velocidad de la luz en la nave Rozy—Nanthe. Al saber del éxito del libro, el escritor hizo otro mashup donde Alonso Quijano se volvió loco de tanto leer novelas de vampiros y se creyó uno, dormía en un ataúd y odiaba la luz del sol, usaba capa.
Tomás Pacheco Estrada (México)
Publicado en la revista digital Minatura 153
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