Engarzados al eje de la poesía,
el alma nos grita a razón de encontrarnos,
llenando el regazo de todas las emociones,
a golpe de canciones y a silencios dados.
Amarrados a la insistencia del ayer,
si elegimos ser, somos, y seremos sin caducidad,
ocupando el palpitar que sin el otro fenece,
aprendices perennes, sabedores de la verdad.
Derramados al amparo de la tristeza,
se perturban los poemas de un siempre latiendo,
colapsando el adentro de incertidumbre inoportuna,
ruidos de la luna ahogándonos en insomnios y ecos.
Extendidos en el óxido de cada recuerdo,
durmamos los silencios para oírnos latir,
en el ritual donde sentir toma el mando,
y apuntalen los te amos lo que se apura derruir.
Esencia
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