Siempre al borde de la trampa y sin escuchar los presagios
que nos trae el mar
amparas a cualquier loco que mal escribe su canción.
Lo amparas con el arte de ciertos villanos de comedia.
Lo amparas y lo dejas a su divina suerte.
Lo amparas y le permites leer sus palabras
ante un público de gentes fracasadas.
Pero en la penumbra esas palabras son tan ciegas
como todo lo que no florece a su debido tiempo.
Y ya se sabe,
porque lo dice el fuego y también lo dice el aire,
no habrá comunión posible
para quien no busque el poema,
con la misma desesperación
de un animal que escapa.
De libro “Bonus Track” de Anahí Lazzaroni -Argentina-
Compartido por Rolando Revagliatti
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