Dame tus manos... las llenaré de rosas.
Pintaré colores y esencias hermosas.
Arrancaré espinas, aquellas que te rozan
para que la vida sea más dulce y maravillosa.
Dame tu alma... la llenaré de rosas.
Esencia divina de las simples cosas.
Que el sol ilumina y la luna arropa.
Velando sueños en alas de mariposas.
Dame tu historia... la llenaré de rosas.
En palabras ebrias de poesía y prosas.
Isla fantástica de pluma y frutas sabrosas,
donde colibríes en el arco iris juegan y se posan.
Dame tu vida... la llenaré de rosas.
De un amor sagrado y ramas frondosas.
Y en la esperanza que la gratitud arroja,
la sangre fluye en vertientes fabulosas.
Dame tus rosas... perfumaré mis glosas.
Música excelsa, sensual, melosa,
que cantan y declaman voces fervorosas.
Y enamorado... ¡siempre!... Te llenaré de rosas.
Eduardo Norberto Romero Blanco
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